Azafranales
Hace ya años, muchos años, en mi casa teníamos
azafranales, tres, pues es un cultivo que está en la tierra tres años, tras lo
cual se saca de la tierra y después de una selección y pelado de los bulbos se
siembra de nuevo por otros tres años, por lo que cada familia que se dedicaba a
su cultivo tenia eso, tres azafranales.
Aquí en el lugar ya hace años que se dejó
de cultivar, practicante queda algún que otro jubilado que tiene eso un poco
azafranal sembrado, eso sí, en su cerca, protegido, para su consumo. Tengo la
suerte de tener a Emilio como amigo, y gracias a el he podido conseguir unas
pocas cebollas y tener mis azafranales, jajaja, dos, he empezado a lo grande,
el primero lo sembré a principio de agosto, era la cebolla que me dio Emilio,
relativamente gorda, muy hermosa, y es el que en estos momentos me esta
despuntando los tallos, la que aquí os muestro. algunos traen prisa y ya
despunta el heno, así que no se si de este tallo veré la rosa, jaja.
Después y gracias a el propio Emilio me
han dado más simiente, esta vez minúscula, y en una cantidad que podría haber
puesto un celemín de terreno, al ser tan minúscula la cebolla, puse de nuevo mi
segunda parcela, jajaja, y el resto lo repartí a los hermanos, y a algún que
otro amigo, había para todos, en fin esa va más retrasada, la puse sobre el 20
o más de agosto, pero creo que este año de esta parcela no sacare azafrán ninguno,
ya lo veré.
A mí personalmente me gustaba muchismo
tener azafranales, lastima uno sea tan poco mañoso para poder haber seguido con
su cultivo, me encantaba ver los campos violetas, ir por la mañana temprano con
el esportillo a recolectar las flores antes de que abrieras, una vez abiertas se
marchitaban pronto
Su época de recolección era entre
mediados de octubre y mediados de noviembre cuando se hacia esta faena, para
Santa Teresa (15 de octubre) decía el refrán rosa en mesa, la flor se debía cortar
con las uñas, una a una, de manera que no se desprendieran los estigmas, que es
el Azafrán propiamente dicho. Lo echábamos en unos esportillos hechos por mi
padre, de pleita, grandes para que cogiera mucha cantidad, si las flores
estaban abiertas rápidamente se llenaba el esportillo, por lo que los hacia mi
padre grandes muy grandes, colocado entre las piernas, así se avanzaba, poco a
poco con paciencia, con cuidado de no llevarte la sorpresa de una picadura de
abeja, jejeje.
Las flores cortadas eran llevadas a la casa, para su monda, primero se
colocaban en el suelo para que se oreasen y nos reuníamos familia, vecinos,
parientes y amigos, en fin mucha gente alrededor de la mesa de mondas, una mesa
larga, la misma mesa que luego se utilizaba para la matanza del gorrino, larga
y ancha, jaja.y comenzaba la ardua tarea de sacar los estigmas rojos, con sus
tres patas, que era como debía de ser, los pequeños y algún manirroto los
sacaba uno a uno y eso no era lo suyo, lo auténtico era cortarle el rabito a la
flor abrirla y extraer las tres patitas juntas, como debe ser. Luego la madre,
siempre era la madre los colocaba en capas en un cedazo y procedía a su tueste,
mmmmmmmm, como recuerdo ese olor, que paciencia tenían las madres, como trataban
el producto, era uno de los recuerdos más buenos que tengo, ese manejo, ese
saber hacer, que no se pase, que quede en su punto, tostado con el calor suave,
lento sin prisas. Una vez tostado el olor era fuerte, intenso, penetrante, con
un ligero aroma a hierba seca y flores, un olor que recuerdo y que si es
posible con mis dos parcelas volveré de nuevo a sentir, jajaja.
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